¿Son normales las peleas entre hermanos?

Un tema fundamental de la crianza es el de la gestión de discusiones y peleas. Quienes tuvimos hermanos recordamos, con seguridad, algunas de las muchas peleas que tuvimos siendo niños. Hayan sido inocentes o no, pequeñas, grandes, merecedoras de castigos o secretas, forman parte de nuestra historia vital. Incluso, la mayor parte de los modelos de familia en la televisión han utilizado este tópico para darle personalidad a sus protagonistas: en la cultura popular es fácil pensar en Bart y Lisa Simpson, o los hermanos de Malcolm el de en medio.

Sin embargo, que durante muchos años este haya sido un tema normalizado no significa que sea algo normal ni deseable. Es decir, es importante analizar cada caso para no justificar acciones y costumbres dañinas, al mismo tiempo que entendemos que hay cosas que, aunque no sean lo más agradable del mundo, sí que son inevitables.

Dicho de otra forma: los desacuerdos, discusiones e incluso algunas peleas son inevitables a lo largo del desarrollo de los infantes. Incluso, podemos hallar en la literatura especializada, estudios que establecen que éstas serán más recurrentes en ciertos periodos de su formación (por ejemplo, los cinco años), pero hay cosas que no pueden ser tomadas por normales. A continuación, enlistamos algunas:

• Las peleas físicas: Llevar las discusiones y los malentendidos al plano físico no solo es algo que queremos evitar en los niños, a menudo es también el síntoma de un entorno de violencia mayor, que puede estar sembrada en la casa, escuela, televisión o en el propio medio social.
• Largos periodos sin reconciliación: Algo que podemos aprender de los menores es su facilidad para perdonar y olvidar los desacuerdos; cuando esto no sucede es signo de que algo puede estar mal.
• Dominio constante de una de las partes:  Las peleas no deben ser sinónimos de abuso. Cuando existe una relación desproporcionada de poder podemos dar por hecho que existirá violencia. Los adultos deben vigilar que esto no suceda y, si es necesario, intervenir a tiempo.

Una vez aclarado lo anterior, podemos pensar en cómo actuar frente a las peleas y conflictos de nuestros hijos. Aquí te damos algunas recomendaciones:

1. Deja que sean ellos quienes resuelvan sus conflictos: Es decir, en la medida de lo posible. Los niños deben desarrollar herramientas que les permitan solucionar sus problemas interpersonales. Además, al intervenir entre dos hermanos, seguramente terminaremos inclinándonos hacia uno de ellos, o hacia su actuación, lo que generará resentimientos e incluso una sensación de que “tenemos un favorito”.
2. Enseña límites: Parte importante de educar en sociedad es dejar claro que hay límites que no se pueden traspasar, lo mismo en lo físico que en lo verbal. Deben saber que, aunque en el calor de la discusión estamos tentados a lastimar a las personas, a veces no hay forma de reparar algunas agresiones.
3. Incentiva los espacios de calma: La habitación o el patio pueden ser espacios de calma. A veces, ante el enojo, puede ser muy difícil que los chicos se tranquilicen. Dejarlos estar en un lugar seguro puede ser una opción para que reflexionen sobre su comportamiento, gestionen sus emociones de forma sana y hallen el camino hacia una solución.
4. Escucha activa. Es indispensable escuchar de verdad a los hijos, incluso cuando su estado de ánimo se encuentra alterado, saber lo que piensan, lo que los enoja o los pone tristes es un camino hacia la solución de problemas, que a largo plazo los enseñará a gestionar la forma en qué reaccionan a las dificultades.
5. Solución es mucho mejor que castigo: La mayor parte de los adultos aprendimos que a algo “malo” corresponde un castigo. Las medidas de disciplina no lo son. Se trata de acciones que reparen el daño cometido o que solucionen los conflictos. De poco sirve agregar violencia a una situación que ya es violenta.

 Con estos consejos se sentarán las bases de una educación en la que los chicos enfrentes sus problemas y desacuerdos de forma positiva. Para saber más al respecto comunícate con tu especialista del Colegio Sn. Ángel, y asiste a las escuelas para padres disponibles para nuestra comunidad.

*Aprender a gestionar los desacuerdos es parte de una crianza exitosa

Redacción Sn. Ángel